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miércoles, 5 de mayo de 2021

"Cuba" La resistencia civil y popular marca el fin de la dictadura de Cuba “¡¡Ya se acabó!!”.

 
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Por Carlos Sánchez Berzaín (*)

La dictadura de Cuba que detenta el poder por mas de 62 años se desmorona estrepitosamente y el grupo de delincuencia organizada trasnacional que la integra y sostiene lo sabe. Al régimen de oprobio que se vendió con falacia de revolución y que ha ensangrentado por décadas su país, la región y el mundo, no le queda sustento que no sea la violencia contra sus ciudadanos. Una sociedad llevada a extremos de miseria, opresión, humillación y violación de sus derechos humanos se ha rebelado y la historia enseña que su triunfo es inevitable. La resistencia civil y popular del pueblo cubano marca el fin de la dictadura de Cuba.

El mensaje de la resistencia civil y popular de Cuba está resumido en el clip de jóvenes artistas que contiene la estrategia para la liberación de Cuba:

“¡¡Ya se acabó!!”.

“No mas mentiras. Mi pueblo pide libertad, no mas doctrinas. Ya no gritemos patria o muerte sino PATRIA Y VIDA, y empezar a construir lo que soñamos, lo que destruyeron con sus manos”. “Que no siga corriendo la sangre por querer pensar diferente….”.”Ya se acabó, ya se venció su tiempo, se rompió el silencio…..y no tenemos miedo se acabó el engaño…..”

Manifestaciones, protestas, resistencia pacífica, denuncias y señalamiento de los atropellos y crímenes de la dictadura, todo tipo de actos de repudio y resistencia civil, son la constante creciente Cuba que muestran un pueblo que ha perdido el miedo, que sometido al hambre y preso en su propia Patria convertida en una cárcel, busca cambiar su situación para lograr la libertad de la que ha sido privado por generaciones. Un pueblo que señala a la dictadura como “grupo de delincuencia organizada” y no como política.

El régimen usa violencia e intimidación, reprime, encarcela, miente, construye falsas narrativas, asesina la reputación de los nuevos líderes, difunde propaganda y usa el desgastado slogan del enemigo imperialista, pero ya no le creen. El régimen extorsiona a su pueblo con el hambre y las necesidades que ha creado para lograr la dependencia total de sus víctimas, pero ya no le temen. Las acciones de la dictadura cubana solo reafirman la resistencia popular y aceleran la caída.

La decisión del artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara que se está en huelga de hambre desde hace mas de una semana y que corre el riesgo de morir, representa la entereza una juventud entrenada para defender la falacia de la “revolución” y que hoy clama “libertad”. La acción de Otero Alcántara exponiendo pacíficamente lo único que le queda, lo único de lo que es dueño -su vida- contra la dictadura de Cuba para lograr libertad es un acto heroico de resistencia civil, respaldado y con la solidaridad de millones en su país y el mundo.

Otero Alcántara forma parte del Movimiento San Isidro integrado por artistas e intelectuales cubanos con el mensaje “CULTURA Y LIBERTAD” se opuso a principios de año al Decreto 349 que “regula y controla la actividad artística y pretende definir desde el Estado qué es arte”. Crecieron las manifestaciones, el régimen incrementó las detenciones, las sentencias con su método de judicialización de la represión, agresiones y todo el bagaje de infamias de la seguridad del Estado tiránico, que en lugar de aplacar hacen crecer la resistencia civil y popular.

El Movimiento San Isidro no es el único grupo de resistencia civil, ni esta solo. Pocas semanas atrás, la Unión Patriótica de Cuba UNPACU llevó adelante una masiva huelga de hambre que respaldó el Secretario General de la Organización de Estados Americanos Luis Almagro señalando que “la dictadura de la Habana aplica el terrorismo de Estado contra sus ciudadanos”. Múltiples grupos que hacen resistencia desde hace años se activan nuevamente.

Parte importante de la resistencia civil cubana son jóvenes periodistas que bajo asedio constante del régimen, informan, producen despachos de noticias y muestran al mundo la resistencia civil del pueblo cubano usando la tecnología comunicacional.

Es muy importante la decisión de no dejar Cuba, no salir de Cuba que tienen los miembros de la resistencia. Otero Alcántara declaró “prefiero morir así en este estado…..no voy a emigrar, emigrar para mi no es una solución”. La periodista Yoani Sánchez es un valioso ejemplo de esta decisión con persistencia y resistencia. Esta actitud quita al régimen uno de los mecanismos de distensión y control que siempre usó el castrismo para forzar el exilio, reemplazando con la expatriación la persecución y la prisión, pero desarticulando la presión interna.

Los ciudadanos, la prensa libre, los gobiernos y líderes democráticos de las Américas y del mundo debemos entender que la decisión del pueblo cubano es recuperar su libertad terminando con la dictadura, nada menos. La resistencia civil y popular cubana está en curso, en plena lucha y necesita el respaldo y solidaridad interna e internacional.

(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista, politólogo, 5 veces ministro de Estado en Bolivia y actual Director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy.

 

Tomado de: http://www.tierralejana.com/phpbb/viewtopic.php?f=4&t=106&sid=91334d46bcb69caed0c2b53466abdb06

jueves, 1 de octubre de 2020

"Cuba" Fidel fusilo a Sosa Blanco creyendo erróneamente que se trataba del Coronel Merob Sosa”.

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 Esteban Fernandez
 
 ¿QUÉ PASA SI SOSA PASA? 
 
Sigo en mi labor de informar a las nuevas generaciones de lo que pasó en nuestra Patria: El juicio de Jesús Sosa Blanco en 1959 fue algo desastroso, tenebroso, bochornoso y estúpido mediante el cual se le debió haber revuelto el estómago y darle ganas de vomitar a toda persona consciente en Cuba.
 
Mientras más fidelista era la persona más decepcionada tenía que haberse sentido. Pero no fue así, a pesar de lo escandalosa y absurda de aquella situación por primera vez pude darme cuenta de la gran cantidad de cubanos con sed de sangre y venganza que había en mi patria. Durante este juicio tristemente me enteré que no todos los cubanos eran buenos como yo creía, y que el supuestamente malo era mejor que todos aquellos hipócritas con rosarios en sus cuellos que les pedían la cabeza.
 
Yo era un muchachito que todavía no había cumplido los 15 años. Me senté ante el televisor y vi el juicio completo de principio a fin. Preconcebidamente pensaba que los revolucionarios iban a demostrar completamente su culpabilidad y que el acusado lloraría buscando el perdón de quienes lo estaban enjuiciando. Nada de eso sucedió. Cinco horas después de observarlo todo con detenimiento simpatizaba mil veces más con el reo que con el fiscal Jorge “Papito” Serguera.
 
Ya al segundo día, mientras los acontecimientos iban desarrollándose delante de mis sorprendidos ojos, había cambiado completamente mi perspectiva. Sosa resultaba ser un bravo y los que lo acusaban eran unos imbéciles que al preguntarles: “¿A que usted se dedica?” contestaban cretinamente: “¡Yo me dedico a Sosa Blanco!” 
 
Si en aquel momento -sin yo tener experiencia alguna sobre la aplicación de las verdaderas leyes- aquello me lució un grotesco Circo Romano, hoy en día después de tantos juicios presenciados, aquello lo recuerdo como una verdadera aberración de la justicia.
 
Fácil debió haber sido -si lo fue para un niño en Güines- que los cubanos, mediante esa farsa judicial, se hubieran dado cuenta que ese era simplemente el principio de las millones de injusticias que se cometerían en nuestra nación.
 
Y de la misma manera en que los estadounidenses dejan todo empequeñecido al compararlo con el viaje a la Luna, nosotros los cubanos ante cada miedo que la vida nos depare debemos emularlo recordando la actitud valerosa y ecuánime con que este oficial aceptó la muerte inminente mientras miles y miles de sus conciudadanos gritaban histéricos “¡Paredón!”
 
Y desde ese mismo instante en que muchísimos en mi entorno, y a través del país, decretaban oficialmente como sus héroes a Camilo, el Che, Fidel, Raúl, Almeida y comparsa de farsantes redentores, un jovencito llamado “Estebita” a contrapelo de la creencia generalizada le brindó toda su admiración al hombre que tranquilamente, sin un simple asomo de miedo, caminaba con la frente en alto rumbo a la pared donde recibiría los plomazos de unos fanáticos asesinos.
 
Años más tarde en una entrevista con un periodista extranjero este le preguntó al tirano: “Comandante ¿usted me puede decir un solo error cometido por la revolución?” Y el gran H.P. se rascó la barba y risueño contestó: “Sinceramente lo único que me viene a la mente es que por nuestra inexperiencia en 1959 fusilamos a un batistiano llamado Sosa Blanco creyendo erróneamente que se trataba del Coronel Merob Sosa”.
 
Tomado de: Facebook

jueves, 20 de agosto de 2020

"Cuba" Ni Cuba era colonia de Estados Unidos ni los desposeídos arribaron al poder en enero de 1959

   
Desmontemos dos viejos mitos del castrismo

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                                                           Raúl y Fidel Castro, 1977 (foto: UPI) 

LA HABANA, Cuba. – Como parte de su campaña permanente por demeritar la imagen de la República y exaltar la revolución de Fidel Castro, la propaganda oficialista acude con frecuencia, entre otras armas de su arsenal, a dos viejos mitos. Así lo hemos constatado una vez más en un reciente artículo aparecido en el periódico Granma titulado “República neocolonial, Revolución y posposiciones”.
Nos referimos a la supuesta condición de colonia o neocolonia de Estados Unidos que exhibía la Cuba republicana, y el advenimiento al poder de los humildes y desposeídos a partir del 1ro de enero de 1959.
Con respecto al primero de esos mitos, no hay más que repasar el curso del pasado siglo XX para comprobar cómo actuaban realmente las metrópolis en relación con sus colonias. Las metrópolis no permitían bajo ningún concepto que en sus colonias sucedieran cambios de régimen que afectasen el estatus colonial.
El mejor ejemplo de lo anterior lo observamos en el accionar de la Unión Soviética con las naciones de Europa oriental que construían el denominado “socialismo real”. En primer término la entrada de los tanques soviéticos en Hungría en 1956 con el propósito de impedir la toma del poder de elementos reformistas que pretendían sacudir el yugo impuesto por el Kremlin,
Menos de un decenio después, la fatídica Doctrina Brezhnev se ponía de manifiesto cuando las tropas soviéticas penetraron en Checoslovaquia para poner fin a la denominada Primavera de Praga. Esas sí eran colonias de verdad. Y, a propósito, Fidel Castro apoyó en su momento la última de esas intervenciones militares
Lo que sucedió en torno a Cuba, en cambio, transcurrió de una manera muy diferente. Casi desde el arribo de Castro al poder fue evidente que su régimen sería un adversario permanente de Estados Unidos. Sin embargo, Washington no implementó ninguna acción directa, con sus marines, para desalojar del gobierno a Castro y sus seguidores. Ya eran otros tiempos. La Enmienda Platt había sido derogada en 1934 en el contexto de la Política del Buen Vecino llevada a cabo por el presidente Franklin Delano Roosevelt. Evidentemente, Cuba no era una colonia de Estados Unidos en ese momento.
Por otra parte, es poco menos que risible esa recurrente afirmación de que el pueblo cubano llegó al poder junto con los barbudos de la Sierra Maestra. No existe ningún ejemplo de gobierno comunista de partido único donde la clase obrera haya ejercido realmente el mandato de su nación.
Incluso, los propios medios académicos reconocen tal realidad. En el libro De Petrogrado al socialismo en Cuba, cien años después (Editorial José Martí, 2018), de reciente circulación en la isla, el académico castrista Orlando Cruz Capote, al referirse al partido de los bolcheviques en el poder, escribió que “Un Partido Comunista de nuevo tipo, concebido por Lenin, que de un rejuego retorcido y burócrata dio lugar, erróneamente, a una dictadura de las élites del partido y estatales bajo la concepción estalinista, no representando a la mayoría de los explotados y oprimidos”. (Pag 31)
Por supuesto que ese académico circunscribe semejante anomalía a lo sucedido en la antigua Unión Soviética. Él no desea, o no puede, aseverar que eso mismo es lo que ocurre en Cuba. Porque aquí la cacareada dictadura del proletariado, dio paso a la dictadura del Partido Comunista, y esta en realidad a la de la cúpula del partido.
Cómo si no se podría explicar la permanencia por seis décadas en la nomenclatura partidista y gubernamental de Raúl Castro, Machadito Ventura, Ramiro Valdés, y otras figuras de menor relieve. Y por supuesto que ellos no se manifiestan como parte de los desposeídos en el poder. Viven como auténticos reyes.

ACERCA DEL AUTOR

Orlando Freire Santana

Orlando Freire Santana

Orlando Freire. Matanzas, 1959. Licenciado en Economía. Ha publicado el libro de ensayos La evidencia de nuestro tiempo, Premio Vitral 2005, y la novela La sangre de la libertad, Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka, 2008. También ganó los premios de Ensayo y Cuento de la revista El Disidente Universal, y el Premio de Ensayo de la revista Palabra Nueva.


 


sábado, 20 de octubre de 2012

La Revolución de la Traición: historia de una familia campesina víctima del engaño castrista

La Habana. Enero 9 de 1959. Campamento Militar de Columbia (Ciudad Libertad), y con la paloma posada en el hombro: "Y quiero decirle al pueblo y a las madres de Cuba, que resolveré todos los problemas sin derramar una gota de sangre. Le digo a las madres, que nunca a causa de nosotros tendrán que llorar"


Historias singulares, con nombre y apellido, son las que nos permiten comprender la verdadera historia de la dictadura castrista. La mentada Revolución no la han hecho los que hoy oprimen al pueblo sino justamente los que hoy (y ayer) sufren la represión. Los que se jugaron la vida por ella y saben que solo fue un engaño para esclavizar a un país entero y convertirlo en feudo privado de pseudo revolucionarios con instintos criminales: los hermanos Castro.

Una completísima lista con las víctimas de los Castro's pueden verla siguiendo este link .




Una de esas historias singulares es la de la familia de Manuel Martínez León
Su padre Manuel Martínez Rodríguez fue combatiente del Ejército Rebelde. Capesino y humilde como era, llegó a creer que los Castro's comandaban una revolución por y para ellos. O al menos eso le hicieron creer con lo que pregonaban.
Pero en 1959 su vida cambió para siempre. Cuando descubrió el engaño y se sintió traicionado comenzó a disentir de  esa burda mentira llamada Revolución. Y ese mismo año casi fue linchado cuando fueron atacados a balazos 14 hombres en la Masacre de Candelaria, en Gibara, provincia de Holguín a manos de la División 50 comandada por Raúl Castro Ruz. Muchas de las víctimas no superaban los 20 años.






Manuel Martínez León, su hijo, activista de Cuba Independiente y Democrática (CID), de la Alianza Democrática Oriental (ADO) y de la Union Patriótica de Cuba (UNPACU) en Velasco, narra cómo su madre, tras colaborar con el Ejército Rebelde, se sintió traicionada y cómo ambos fueron marginados luego por esa Revolución por la que lucharon.



miércoles, 1 de agosto de 2012

La Cuba de Batista se ha quedado chiquita

Por Víctor Manuel Domínguez
Borracho dormitando en Galiano y San Rafael- Foto de Victor Manuel Dominguez

Borracho dormitando en Galiano y San Rafael- Foto de Victor Manuel Dominguez

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -A la calle Galiano los habaneros nunca la han llamado por su nombre oficial, Avenida de Italia, aunque es así como se encuentra señalizada. Hace tiempo que la famosa esquina de Galiano y San Rafael dejó de ser “la esquina del pecado”, denominación por la que se conocía hasta la década de los sesenta. “El desfile constante de cientos de bellas habaneras que le granjearon el sobrenombre al ir de tiendas”, según dice Eduardo Robreño, se ha olvidado, aunque el pecado continúa vigente.
Gracias a la revolución, la calle Galiano es pura miseria. En una de sus esquinas, donde se levantaba El Encanto, elegante tienda por departamentos, destruida por un incendio en los años sesenta, existe un parque donde artesanos, alcohólicos, buscavidas y jineteras comparten el lugar. El parque se llama Fe del Valle, pero durante muchos años (décadas de los setenta y ochenta) le llamaban popularmente “La gran estafa”, pues al quemarse El Encanto, el gobierno recogió dinero entre la población para edificar otra tienda, y, al final, todo el proyecto terminó en ese parquecito.
En la acera de enfrente, la antigua tienda por departamentos Variedades Galiano, originalmente Ten Cent (Woolworth’s), es un oscuro, maloliente y desabastecido mercado, donde se vende ropa reciclada y pan con jamón, salfumán y cerveza marca Cacique, merucos para el baño y cake. La gente no se explica por qué el cake siempre es viejo, nadie ha tenido la suerte de comprarlo el mismo día que lo elaboran.
Indigentes en Galiano y Barcelona - Foto de Victor Manuel Dominguez

Indigentes en Galiano y Barcelona - Foto de Victor Manuel Dominguez
Al cruzar la calle, aún conserva su nombre Flogar –nombre que se debe a Florentino García, su dueño hasta que la revolución la intervino-, una tienda que hizo época antes de la revolución, y que hoy es un monumento al mal gusto, además de otro templo socialista del “no hay nada” que ofrecer.
Pero Galiano era mucho más que la esquina con San Rafael. La Casa Grande, como la frutería El progreso de Cuba, estaba en la esquina con San Miguel. Hoy es una relojería sin piezas para reparar relojes.
Bajando hacia el Malecón, el Callejón del Conde Cañongo (paralelo a la iglesia de Monserrate, inaugurada en 1843), se ha convertido en un burdel de acción rápida, y en un parqueo de bici taxis, donde cualquier negocio ilícito puede ocurrir.
Galiano, entre Neptuno y Concordia, no sólo era escenario del café Camagüey, sino también del majestuoso Cine Teatro América, una joya del art deco que aún permanece allí, pero a mil años de su esplendor. El hotel Lincoln y otras instalaciones que dieron lustre a la calle, hoy apenas se notan por su deterioro, los baches y la oscuridad
Vidrieras de Flogar (San Rafael y Galiano) foto de Victor Manuel Dominguez

Vidrieras de Flogar (San Rafael y Galiano) foto de Victor Manuel Dominguez
Llena de timbiriches, casas en mal estado, edificios derruidos, y de una creciente cantidad de indigentes que pernoctan, trafican, viven de lo que genera tan céntrico lugar, Galiano extiende su ruina desde la Calzada de Reina hasta el Malecón.
Edilberto Pacheco, con albergue fijo para dormir en la glorieta o en un banco del parque El Curita, y con zona de “trabajo” en cualquier establecimiento donde sea posible recoger latas vacías de refresco y cerveza, para luego revenderlas como materia prima, dice que aquí la policía los deja hacer, siempre que no alteren la tranquilidad.
Al preguntarle si no tiene hogar, me dijo que su esposa y dos hijos viven en un cuarto, en el albergue La Fraternidad, pero que desde hace algunos meses los abandonó, cansado de las peleas por la imposibilidad de resolver con su salario el problema familiar.
“Ganaba casi 300 pesos, pero eso no alcanzaba, y mi mujer me llamaba inútil, vago, que no tenía pantalones para inventar, y cada día me resulta más difícil volver”, me dijo.
Decenas de individuos como Edilberto pululan por esa zona de Galiano, duermen en los portales, mendigan en los cafés, se hunden en el alcohol y otros escapes y recorren la calle con el único afán de subsistir.
“Pensarás que soy un cobarde –concluyó Edilberto- pero todos no tenemos el valor ni los medios para enfrentar la realidad”.
vicmadomingues55@gmail.com

Posteado por : "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos" 

jueves, 3 de mayo de 2012

Creyentes y no creyentes; simpatizantes y no simpatizantes

Yoani Sánchez
La última vez que la Plaza de la Revolución estuvo llena, repleta de gente, fue cuando Benedicto XVI hizo su homilía en La Habana. Los locutores de la televisión repitieron con una extraña insistencia que a esa misa asistían “creyentes y no creyentes”. Para los oídos no entrenados en el discurso oficial cubano, aquella afirmación podía sonar como un gesto de inclusión o de tolerancia. Sin embargo, se trataba más bien de una aclaración –para nada sutil– de que ni toda esa multitud era católica, ni el papa contaba con un rebaño tan grande entre nosotros. Si se prestaba atención a cada palabra dicha por los representantes del gobierno, los cubanos estaban allí por “disciplina”, por “respeto” o por ser un pueblo “ecuánime”, pero no precisamente por fe.

Me pregunto si este 1º de mayo también echarán mano a calificativos tan contrastantes. Podrían, por ejemplo, decir que en este día de los trabajadores desfilan tanto “revolucionarios como no revolucionarios”, lo cual no sería nada absurdo en una jornada que debe tener un cariz laboral y sindical, no político. ¿Se imaginan la voz grave del presentador afirmando que en la multitud agitan sus banderitas lo mismo “empleados que desempleados”? De estos últimos tendría que ser, sin dudas, el bloque más enérgico, pues la cifra de trabajadores que quedarán disponibles durante 2012 asciende a 170 mil a lo largo del país. Frente a los micrófonos, debería hacerse la distinción de que en la muchedumbre, ante la estatua de José Martí, se hallan “simpatizantes y no simpatizantes” del gobierno raulista. Porque entonces ¿quién se creerá que en un millón de individuos todos están de acuerdo con la gestión del presidente?

No habrá ni sorpresas ni matices, sino intentos de aglutinar y de mostrar a los cientos de miles de participantes como un coro unánime que apoya al sistema. Y el 1º de mayo volverá a ser secuestrado, como tantas otras veces. Desde la tribuna, saludarán precisamente quienes deberían estar emplazados y criticados en las pancartas, no liderando una conmemoración obrera. El día terminará sin haberle podido exigir a ese patrón llamado Estado que eleve los salarios, abarate los costos de la vida o mejore las condiciones laborales. En lugar de eso, cada cabecita vista desde la torre de la Plaza será contada como un aplauso. Cada individuo que desfile será computado como un fiel “creyente” del Partido, como alguien que no duda, no cuestiona, no reclama.

Publicado originalmente el 30 de abril del 2012.


Cada cabecita vista desde la torre de la Plaza será contada como un aplauso. Cada individuo que desfile será computado como un fiel “creyente” del Partido, como alguien que no duda, no cuestiona, no reclama.
Fuente: http://www.eluniverso.com